La botella de la calma ayuda a nuestros peques a gestionar sus emociones
y canalizar su energía.
En clase cada peque realizó la suya y les dije que podían elegir ponerle
otro nombre si querían, algunos la llamaron la “botella mágica”.
La botella
tiene copos de purpurina que al agitarlos se mueven muy rápido (como nuestros
pensamientos y emociones cuando estamos nerviosos, enfadados o asustados), y
que al dejar la botella quieta los copos empiezan a moverse cada vez más
despacio hasta quedarse quietos en el fondo. Por tanto, siempre que hagamos
esta actividad con ellos, es importante explicarles esto, para que ellos
entiendan que al igual que la botella se agita y se calma, a las personas nos
pasa igual.
Los niños
podían cogerla siempre que quisieran y la han utilizado mucho en los
momentos de relajación.
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