Aprendiendo
las partes de la mano pudimos comprobar que nuestras yemas de los dedos dejan
una huella muy especial porque es única.
¡No hay dos huellas iguales! Y se llaman
huellas dactilares.
Realizamos
un mural estampando nuestras huellas dactilares y más tarde pudimos observarlas
mejor a través de una lupa.
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